En 2016, creamos Cercarbono para contribuir a las soluciones climáticas a través de la certificación voluntaria de créditos de carbono. Cercarbono cuenta actualmente con un Programa Voluntario de Certificación de Carbono, que permite la certificación, emisión y registro de créditos de carbono generados por programas y proyectos de mitigación del cambio climático.
Desde nuestros inicios, nuestro marco normativo ha experimentado una evolución y una mejora significativas y en la actualidad está considerado como uno de los mejores estándares voluntarios de carbono a escala mundial. Con el lanzamiento de la herramienta para informar sobre las contribuciones voluntarias de programas y proyectos a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los proyectos inscritos en nuestro Programa pueden informar sobre los beneficios de su aplicación más allá del carbono como factor diferenciador para comercializar sus créditos.
Pero más allá del cambio climático, la humanidad se enfrenta a otros graves problemas medioambientales.
Los plásticos causan graves problemas asociados a su producción, uso y eliminación. La basura plástica se encuentra en casi todos los entornos, desde el Ártico hasta las profundidades oceánicas. Su presencia en los ecosistemas, tanto en forma de plásticos como de microplásticos, está afectando a todas las cadenas alimentarias, provocando la pérdida de biodiversidad, el agotamiento de recursos no renovables y graves problemas de gestión.
Desde 2022, Cercarbono colabora con Global Zero Waste en la creación de una Norma de Economía Circular para la gestión de residuos plásticos. En noviembre, lanzamos la consulta sobre el Protocolo para la Certificación Voluntaria de Economía Circular. Este protocolo es el núcleo de un programa de certificación de alto rigor técnico que combina la experiencia de las dos organizaciones para la certificación, emisión y registro de créditos de programas y proyectos de materiales de economía circular, lo que permite compensar la mejora de las prácticas de gestión de residuos con créditos de plástico.
Otra cuestión muy preocupante es la pérdida de biodiversidad debida a nuestro comportamiento invasor y destructor de ecosistemas, potenciado además por el cambio climático y la contaminación por plásticos (entre otros), que tienen un efecto dominó. Como consecuencia de lo anterior, tal y como ha afirmado claramente la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), el tejido de la vida (los ecosistemas) del que todos dependemos se desgarra.
Preservar la biodiversidad es esencial para mantener el equilibrio de la vida en la Tierra y apoyar el bienestar humano. Por ello, es crucial actuar con rapidez para protegerla y conservarla antes de que sea demasiado tarde.
A diferencia de la mitigación del cambio climático, donde podría definirse una unidad de medida única y fácil de entender y donde existen casi tres décadas de experiencia en el establecimiento de objetivos internacionales, mercados y normas y metodologías adecuadas, el tiempo apremia para abordar la pérdida de biodiversidad. No sólo llevamos tres décadas, sino que nos encontramos en circunstancias más apremiantes y afrontamos retos técnicamente más importantes, como definir un objetivo y una unidad de medida tan claros como los que existen para abordar la mitigación del cambio climático.
En 2021, Cercarbono también comenzó a desarrollar un programa de biodiversidad que contribuye a un mercado voluntario de contribuciones a la conservación y restauración de la biodiversidad, centrado en la definición de una unidad de medida única, comprensible, fácilmente medible y estandarizable, con el apoyo de la aplicación de herramientas y protocolos existentes de uso abierto.
Esperamos estar preparados para dar más noticias en los próximos meses.